Un poema silencioso,
un poema sencillo,
como la verdad,
un poema casi sin palabras,
donde las palabras son árboles
que se elevan al cielo
y están en el cielo
y el cielo entra en nosotros
o ya está en nosotros
y nos damos cuenta
y estamos llenos
de lo que llena todo
y de ese todo
hace uno
sin que nada pierda
su divina particularidad,
pues esto de lo que hablo
o que habla en mí
es algo grande, inabarcable,
que nunca comprenderé del todo,
misterioso,
que es la verdad de todo,
y es lo único
que de verdad existe
y es Padre
y es Dios más allá
de la palabra Dios