El Lenguaje del Espíritu
                   La Catedral de León

                        A los árboles
                   plantadlos en el Cielo
               y así nadie podrá cortarlos

El Espíritu nos habla superando nuestros cálculos.
Nos habla con la belleza visible y con la belleza 
invisible. Y por medio de cosas que no esperába-
mos, en la enfermedad, en la guerra y en la paz, 
en la muerte y en la vida, en lo bello y en lo feo.

               Hay una belleza más profunda 
               que la que ven los ojos, 
               la ve el corazón 
               y lo sabes

A esta belleza se entrega Pascal cuando dice: 
"La existencia de un alma es más valiosa que el 
universo visible".
De esta belleza, esta bendición, los Salmos dicen:
"Tu amor, Señor, vale más que la vida".

La primera vez que vi la catedral de León yo 
tenía 12 años y me pareció una maravilla, cómo 
me impresionó.
Dejó en mí una impresión, un sello vivo, que
nunca ha dejado de brillar.
Han pasado 57 años desde entonces y he vuelto
a la Catedral de León hace unos días. Y siento 
ante ella, como hace tanto tiempo, que estoy 
dentro de algo inabarcable, inexplicable, algo 
que supera mi entendimiento y de lo que jamás
podré ser plena, totalmente, consciente.
Y siento que me hace bien estar en ella, que 
estas piedras, esta luz de sus vidrieras, quieren 
mi bien. Quizá su luz me ha hecho bien siempre,
sin yo saberlo, desde que la vi por primera vez. 
Para ella estas palabras:

                     Señor, tu Luz amorosa
                     transforma todo,
                     purifica todo,
                     ilumina todo, 
                     eleva todo.
                     Señor, que tus rayos infinitos
                     lleguen siempre a mí