La canción del Viento

Invisible es la canción del Viento, 
pero él da respuesta 
a nuestras preguntas,
a todas ellas, 
a las de aquélla canción,
"Blowin´ in the wind",
a las que necesitemos hacerle.
Escucho al Viento invisible, 
escucho al Viento 
que habla más allá de las palabras
y también en ellas
y en el silencio
y sé que el Viento 
está contestando a todas mis inquietudes,
a todos mis anhelos, 
a todas nuestras desesperaciones y sufrimientos.
Este Viento que no oigo y no veo,
sin ninguna palabra
está apaciguando mi corazón,
está llenándolo de tranquila fe,
de dulce confianza, paz y sosiego,
obediente sabiduría,
de inspirada mansedumbre,
de feliz quietud,
está llenándome de tranquila esperanza, 
llenándome de un amor sin fin...
y yo me dejo inundar 
por el Viento 
y me entrego a Él


"El viento sopla donde quiere. Tú oyes su voz
pero no sabes de dónde viene ni adónde va.
Lo mismo sucede con todo el que ha nacido 
del Espíritu".
                                               Juan 3, 8



                        





El amor salva el mundo

Muchas veces oímos y leemos cosas y no les 
damos la importancia debida. No nos las to-
mamos realmente en serio, ni pensamos que 
tengan una importancia, una urgencia, una 
importancia capital en nuestras vidas.
Así, Jesús de Nazaret nos dice: "Amaos 
los unos a los otros". Y con esto no nos dice 
que nos amemos los lunes, miércoles y viernes.
Ni que si eres un político o un intelectual bri-
llante te dediques a enfrentar a la gente apoyado
en tus brillantes razones, para luego mirar 
condescendiente al pobrecillo de Nazaret mien-
tras piensas: "¡Desde luego, qué cosas se le 
ocurrían a éste, si supiera cómo es el mundo!"
Pero precisamente el mundo es un lugar difícil
por no hacer caso a este pobre de Nazaret. 
"Amaos los unos a los otros". Lo dijo una vez, 
pero sus palabras, como una campana, suenan
a través del tiempo, no dejan de sonar.


                      


 
El viento en el corazón

En uno de los poemas de su libro "Danger on 
peaks", "Peligro en las cumbres", Gary Snyder
dice: "Nunca podemos oír lo bastante el viento
entre los pinos".
El viento entre los pinos, en la tradición cultu-
ral y espiritual budista de Japón y China, a la 
que tanto debe Gary Snyder, es no sólo algo 
físico sino que hace referencia a una realidad
espiritual que está en todo y también en noso-
tros. Una realidad espiritual que manifiesta una 
libertad, una liberación y una paz, las cuales 
están en nosotros y fuera de nosotros, en nues-
tra esencia y en la esencia del universo.
Snyder dice que nunca podemos oír y estar lo 
bastante en contacto con ese viento, esa rea-
lidad. Es cierto. Hay veces en la vida en que el
dolor, el sufrimiento, hacen que nos sea muy
difícil conectar con esa realidad profunda. 
También las distracciones, los caminos equivo-
cados, nuestras estupideces y ceguera nos ale-
jan de este viento maravilloso. Como decía 
el poeta inglés William Wordsworth "el mundo
está demasiado con nosotros". Somos demasia-
do mundanos, en el peor sentido de la palabra.
Las palabras de Snyder son una advertencia y 
tienen algo de invocación, de oración. 
Invocación y oración para no apartarnos de ese
viento, de estar siempre en esa realidad.
Gary Snyder no cree en Dios. Yo sí, y en la tra-
dición católica a la que pertenezco, el viento es 
Dios, el Espíritu. "Ruach" es la palabra hebrea 
para este viento que es Dios.
Hay momentos en la vida en que no somos ca-
paces por múltiples motivos de oír este viento, 
de oír a Dios. Cuando nosotros no podemos 
acercarnos a Dios, Dios sí puede acercarse a 
nosotros.
Pero aunque no creamos en este viento, en esta
realidad, Dios sí cree en nosotros y no deja 
de hablarnos, de acompañarnos aunque no lo 
veamos.
Aunque las circunstancias de la vida y el dolor 
nos desesperan y nos hundimos, este viento 
está siempre a nuestro lado, y como Jesús ten-
dió la mano a Pedro y lo sacó de la tormenta 
del mar de Galilea, así también no deja de ha-
cerlo con nosotros.
Creo en ello con todo mi corazón, pero la sola 
hipótesis de que así sea, de que esa mano nos 
proteja y nos ayude, eso bastaría para abrir 
de par en par mi corazón y llenarlo de luz, 
mi corazón rebosante de amor y gratitud.