Dios abre puertas,
      no las cerremos nosotros

      El ateísmo y la Luz

El físico inglés Stephen Hawking dice:
El cristianismo es un cuento de hadas 
para los que tienen miedo de la oscuridad.
El matemático irlandés John Lennox le responde:
El ateísmo es un cuento de hadas
para los que tienen miedo de la luz.
La luz no tiene miedo de la oscuridad 
porque nos revela que la oscuridad
es también luz, nos revela 
que en nuestros momentos más oscuros
también hay luz, nos revela que somos luz.
Esta luz no es cuento de hadas,
ni un cuento chino, ni una mentira. 
Esta luz es Dios, y es Eternidad y nos revela 
que nosotros somos parte de Dios 
y que somos eternos.
Esta luz no es una teoría o una especulación. 
Es una intuición y una experiencia real  
que desde los albores de la humanidad
incontables hombres y mujeres
han podido experimentar, paladear y gozar. 
Desde hombres y mujeres anónimos,
desde grandes maestros espirituales
a meros aprendices como el que esto escribe,
innumerables seres hemos tenido acceso
a esta realidad que el ateísmo actual
quiere descartar. 
Quiere descartarla menospreciándola.
Dice que Dios y la Eternidad, 
nuestro Dios y nuestra Eternidad, 
sólo son una ilusión a los que nos aferramos 
porque tenemos miedo 
cuando llega la muerte y el dolor.
El ateísmo actual dice que Dios y la Eternidad
son bonos que nos dan las religiones 
para afrontar la muerte.  Este ateísmo 
dice que estos bonos de Eternidad son sólo 
promesas sin fundamento y vanas palabras.
Como la madre que a su niño pequeño 
le dice que mire un pajarito 
para que no se fije en la herida 
que se acaba de hacer. 
Pero el problema del ateísmo
es que ese pajarito del que la madre habla 
al niño SÍ existe. Y existe antes 
de que el niño se haga la herida 
y existe cuando tiene la herida
y existe después de la herida;
ese pajarito se llama Luz, 
se llama Dios y Eternidad, 
nuestra Eternidad, y existe siempre. 
Existe siempre independientemente 
de nuestros miedos y nos salva siempre, 
si nos abrimos a Él, si nos abrimos a Él. 
Si nos desprendemos de nuestro ego miope
y de nuestro cegador orgullo 
y nos abrimos a Él.
En el dolor y la muerte hay Luz,
hay Salvación,
hay Eternidad, hay Dios.
 
Para terminar les dejo con estas palabras:

Francois Mauriac nos dice: Jesús admira
que nos entreguemos a Él, admira nuestra 
humildad, admira una especie de rendición
que es fruto de una lucidez espiritual
que es la suprema de las gracias. 

Ramana Maharshi: El verdadero nacimiento 
es darse cuenta de que no hay nacimiento 
ni muerte y que formamos parte 
del Ser Eterno.
Yo no soy mi cuerpo, soy más, 
tampoco soy la mente que piensa, 
si nada de eso soy, ¿quién soy?
La Conciencia que permanece, eso soy. 

Thich Nhat Hanh: La muerte es un concepto 
que no se puede aplicar a la realidad.
Mi vida es ilimitada, nunca he nacido
y nunca moriré. 

Jesús de Nazaret: Yo soy la resurrección 
y la vida; quien cree en mí, aunque muera, 
vivirá; y quien vive y cree en mí, no morirá 
para siempre. Juan 11, 25-26.