No hay nada más grande 
que sentir el amor de Dios, 
sentir que Dios nos ama
a cada uno de nosotros, 
a cada brizna y fragmento del universo



A través del sufrimiento 
aprendemos el camino del Amor.
Si no fuera por el sufrimiento 
nunca podría haber visto 
la maravillosa respuesta amorosa 
que mi madre dio al dolor.

Un día, ya muy enferma, me dijo:
"¡Qué bien estamos!"
Decir esto cuando tenemos salud
está muy bien, es una muestra de gratitud.
Pero decirlo cuando nos falta la salud
es algo grande, es una semilla 
que ensancha el corazón,
abre camino, transforma la oscuridad en Luz