Una presencia leve llega 
casi sin que te des cuenta
y te habla sin palabras de ti,
te revela que hay en ti
un plenitud silenciosa, en paz, 
infinita, que te protege, 
te salva, te ama,
te llama tan suavemente 
como una Madre 
que desea darte el verdadero descanso,
te mira con dulzura 
como un Padre
que desea que vivas en su Reino feliz





                        ooo





 
Cuando nos exponemos al silencio, el cual 
es Dios, la acción de Dios disuelve nuestro 
ego y nos deja el ser, el ser-con-Dios, que 
es nuestra verdadera identidad y esencia. 
La acción de Dios sobre nosotros es Amor
y este Amor que Dios nos tiene, y que es 
Él, nos vuelve invencibles, eternos, y nos 
une a Él sin nada que nos separe.
Dios nos ama tanto que nos hace partícipes
de su divinidad ya aquí en la tierra. Y el 
ser partícipes de su divinidad nos da 
felicidad, alegría, amor y paz. Nos hace 
gozar de lo que Él es: felicidad, alegría, 
amor y paz.
Por eso es tan importante exponernos al 
silencio, aunque surjan pensamientos y 
preocupaciones, el silencio es más fuerte 
que todos ellos, Dios es más fuerte que 
todos ellos y su acción es eficacísima. 
Un solo segundo de puro silencio cambia 
nuestra vida, aunque al principio no lo
entendamos, y nos descubre nuestro 
tesoro verdadero.




                ooo





El cielo azul del anochecer 
no tiene límites,
los árboles sin hojas 
no tienen límites, 
como nosotros,
aparece una estrella,
nos entregamos,
digo una oración, 
digo sí confiadamente



                  ooo




Los jóvenes de espaldas a él 
sentados en el banco de la sala, 
el joven oriental que no le mira
mientras bebe agua de su botellita,
los dos jóvenes que pasan ante él 
sin mirarle, 
tres adolescentes se sientan a mi lado
y sólo miran sus móviles,
uno de ellos le mira unos instantes 
antes de irse, 
la mujer de edad que también se sienta
junto a mí, frente a él y le mira 
un poquito,
dos muchachos de apenas quince años 
que van cogidos de la mano
apenas le miran,
una mujer que bosteza 
mientras lee un folleto 
se interpone entre él y yo, 
un hombre de unos sesenta años 
se sienta en el banco y le mira 
con atención, se lo señala a su mujer
que está de pie, 
dos jóvenes orientales 
le miran largamente...
Cristo bendice a todos,
Cristo, verdadero Dios 
se ha hecho hombre 
para que sepamos 
que aun en nuestra fragilidad
tenemos algo divino, invencible, inmortal.
Cristo nos da su fuerza,
nos da su amor,
comparte con nosotros su divinidad.
Estoy en el Museo del Prado, 
ante el cuadro "Cristo entre la Virgen 
y San Juan Bautista", del pintor
Jan Gossaert, llamado Mabuse.
Cristo bendice a todos,
la sala se ha quedado vacía
y Cristo bendice aún 


                     a Jorge, guarda jurado 
                     del Museo del Prado
 








 
         La oración del mirlo

En el silencio de la noche 
el mirlo reza por nosotros,
reza por nosotros,
reza por nosotros.
El silencio es Dios, 
en Él descansa el mirlo
y nos recuerda 
que en Él podemos descansar
también nosotros


             a Jose García Marín
        Eterno reposo, dale, Señor,
     brille sobre él la Luz Perpetua
           y descanse en tu Paz



"El amor me ha explicado todo.
La vida quizá sea una ola de 
asombro, la vida es una ola más
alta que la muerte. No tengáis 
miedo nunca".
                       San Juan Pablo II

                      









                 ooo



Al mirar el cielo en la noche
se abre una puerta
y entro en un espacio más amplio, 
el cielo de la noche, del día,
las estrellas, las nubes, quizá la luna...
El cielo, la paz del cielo 
me eleva por encima 
de los dolores de esta tierra nuestra.
El cielo nos habla 
y nos hace bien 
escuchar su única palabra eterna, 
nos da esperanza,
una esperanza que nos sorprende,
es inesperada, es verdadera 
                 





                Mañana de Pascua

Al contemplar esta tarde el cuadro de Friedrich
siento intensamente una oleada de vibrante 
energía espiritual y vienen a mí unas palabras
de Juan Pablo II, "la vida es una ola más alta 
que la muerte".
Es justamente esto lo que estoy sintiendo ahora
frente a esta pintura y también la disolución del
yo, del ego, que se desvanece ante esta ola 
espiritual pero no para desaparecer, sino para 
transfigurarse, para transformarse y renacer,
para resucitar tras haber sido inmerso en esta 
ola inefable que supera infinitamente nuestro 
pequeño ego desde el que oteamos y apenas 
vislumbramos esta vida casi inconcebible que
nos va a hacer nacer de nuevo y nos va a llevar 
consigo.
Esta Mañana de Pascua de Friedrich nos 
transmite resurrección, hace que experimentemos
un anticipo de vida eterna, de resurrección.


                             
                                   Mañana de Pascua,
                             de Caspar David Friedrich
                            Museo Thyssen-Bornemisza
                            Madrid, 23 de enero de 2025
                            

      

 
                     Joaquín Sorolla

Qué emocionante, qué entrega la suya. Ve lo 
sagrado y lo santo y nos lo da. 
Tiene la capacidad, la intuición y la audacia 
de ver algo santo en todo... y lo rescata para 
nosotros.
Es un pintor iluminador, purificador.
La vida que transmite, la vida gloriosa pero 
en humildad... como las mujeres que ponen 
las pasas en las cajas, la muchacha con su 
cesta y los pimientos, la nobleza de los bueyes
y los hombres que arrastran la barca hacia la
playa...
Sorolla es un pintor con alma, un alma de la 
que tan necesitada está la pintura. Como dice
Ramón Pérez de Ayala, cito de memoria, "su 
pincel está hecho con hebras de sol, sus pince-
ladas son radiaciones puras". Ojalá nos ex-
pongamos a la bendición de estas radiaciones 
sin temor y con fervor. 



               Exposición de Joaquín Sorolla,
               Galería de las Colecciones Reales,
               Madrid

 

 
Al mirar los árboles con sus hojas secas
y el cielo azul de la mañana,
veo, Señor, que has estado 
siempre conmigo, con todos, con todo. 
Has estado conmigo toda mi vida
en el aire, en la luz, en la oscuridad.
Y yo no me he dado cuenta hasta ahora.
Te tapamos, te olvidamos, 
poniendo delante nuestro ego, 
nuestros planes y proyectos,
no contamos contigo para nada. 
Y esa realidad que nuestro ego
se inventa no es real, es falsa. 
Hay algo más, algo mucho más grande
y maravilloso, algo realmente real:
Tú, Señor.
Y que Tú existas, Señor, 
que estés siempre con nosotros, 
cambia todo completamente.
Teniéndote en cuenta, 
darnos cuenta de que estás
siempre aquí, 
da un horizonte nuevo a nuestras vidas, 
un horizonte sin fin
donde ningún dolor y pena 
y ni siquiera la muerte 
tienen la última palabra. 
Tú, Señor, eres Vida ilimitada
y nos la das siempre, 
y en esta Vida que nos das 
está también la paz, la alegría, 
el amor, la confianza, la serenidad...
la esperanza cuando no acertamos 
a ver Tu luz. 
Todos los bienes están contenidos 
en esta Vida Tuya que nos regalas, 
Vida eterna ya, ahora, 
sobre todo ahora que somos conscientes
de Tu presencia y, como no podía ser menos,
Vida eterna que asombra y maravilla 
a nuestra inteligencia



                      ooo



Miro por la ventana,
el azul que precede a la noche,
el anochecer tiene el sabor de lo eterno,
en este anochecer están 
los cuadros de Friedrich,
la piedad de Dickens y Hans Christian Andersen,
las páginas de Charlotte Brontë
al aparecer Helen Burns.
También en silencio, 
en humildad comparecen
San Juan de la Cruz y Teresa de Jesús, 
los salmos de la Biblia y el Evangelio,
Robert Walser, Ryokan, Li Po, Wang Wei...
mis padres, mi esposa...
Dios nos espera, no tardes, está aquí


























 

 
Imagina que te dicen que te quedan
unas cuantas semanas de vida.
¿No procurarás vivirlas bien?
Puedes agradecer el aire que aún respiras,
puedes saborear la luz del sol,
la luz sobre las cosas,
las sombras de los árboles sobre el suelo,
puedes sonreír a los segundos,
a los minutos y a las horas, 
quizá puedas sentir que estos minutos
no te van a dejar y que el tiempo 
va a cambiar, se va a hacer más 
reposado y tranquilo, 
como la mano de una madre 
que te acaricia. 
Puedes mirar a lo que te rodea,
la mesa, la silla, la pared, 
la cuchara, el vaso, tu mujer, 
las personas que van contigo 
en el vagón de metro,
con una gratitud que antes
no habías sentido,
quizá puedas sentir a Dios en todos ellos.
Puedes mirar a la noche
y ver este espacio amoroso 
donde reposar de todas las fatigas,
y al hacerlo quizá puedas sentir 
algo más, sentir que descansas 
en el pecho del Padre eterno



                      tres de enero de 2025




                     ooo




Los poetas escriben hermosos poemas
sobre las criaturas y la naturaleza,
sobre los animales y las plantas
y los seres humanos...
y se olvidan de Dios,
Aquél al que todo tiende,
Aquél que no nos olvida 
y nos habla de mil maneras 


               25 de Diciembre de 2024
                           Navidad



 
             La lección de las hojas

Las hojas secas en los árboles, en el suelo, 
se entregan... saben que hay algo más
grande que ellas...
Al verlas veo que nos dicen lo mismo que
San Pablo: "Habéis muerto y vuestra vida 
está con Cristo escondida en Dios".
San Pablo dirige sus palabras a todas las 
criaturas, a las hojas secas y a las hojas 
vivas, a los enfermos de Alzheimer y a los 
que cuidan a los enfermos de Alzheimer. 
Son palabras revolucionarias y todos los 
seres nos las decimos unos a otros y 
también nos las decimos a nosotros mis-
mos: "Habéis muerto, hemos muerto, y 
ahora nuestra vida está en Dios".
Son palabras que nos despiertan y nos 
libran de la manera superficial que tenemos
de mirar a las cosas.
Son palabras amplias que nos libran de 
todos los miedos y nos dan la verdad, 
nos dan la vida ahora y la vida eterna. 
Son palabras de gozo, de esperanza, 
de Resurrección, de Amor. 


                         ooo


No hay mayor riqueza
que la pobreza de Dios


                         ooo


Ángel y Carmen, mis padres, mi tío Fernando
y la tía Elena y Maria Elena, los abuelos Má-
ximo, Gregoria y Virgilia y el primo Laurentino,
mis tíos Pepe y Alfredo, Enrique el marido de 
mi prima Almudena, la prima Tate... todos ellos
están aquí en el cielo santo, infinito y miseri-
cordioso de esta tarde invernal

                                         14 de diciembre 
                                               de 2024











 
Mañana de diciembre,
cero grados, 
una abeja se posa 
sobre el alféizar de la ventana.
Mueve sus patas,
no sé si estoy asistiendo
a sus últimos momentos.
Me pregunto qué podría hacer yo
por este ser humano.
Me sorprendo de mi pregunta
al llamar a la abeja "ser humano".
Sigue moviéndose
y entonces echa a volar rauda,
con decisión, 
abriendo camino hacia lo abierto.
No sé si acaso ha muerto 
e inmediatamente ha renacido. 
En los tres primeros siglos de cristianismo
la muerte y Resurrección de Jesús
se celebraban el mismo día.
Se celebraba el tránsito 
de la muerte a la Resurrección. 
Quizá esta abeja ha hecho lo mismo,
quizá a nosotros se nos conceda 
la misma gracia 



                   ooo




Frente a mi ventana
todos los árboles del otoño,
con sus hojas amarillas, 
algunas aún verdes, marrones, naranjas,
qué belleza, 
están tranquilas, están en paz, 
están por morir pero están en paz
porque hay algo más que la muerte aquí,
están en Dios
y van hacia Dios


                             
                                noviembre de 2024


                   ooo


"Te vi estando con el viento 
y la lluvia en tu cara
y tú estabas pensando 
en la sabiduría de las hojas y su gracia
cuando las hojas van cayendo 
en septiembre, 
cuando las hojas van cayendo"


                          Van Morrison 
"When the leaves come falling down",
"Cuando las hojas van cayendo"







                



 

Dios recoge todas las almas


                  ooo


                  Jesús

Di "Jesús", me digo a mí mismo. Di el 
nombre de Jesús en todo momento, en 
todo lugar, en toda circunstancia. Dilo 
tranquilamente, y si no estás tranquilo
dilo también. 
Di "Jesús, o también di "Jesús salva".
Di simplemente "Jesús". Decir "Jesús 
salva" es la consecuencia de decir "Jesús".
Decir simplemente "Jesús" ya salva.
Nos abre a horizontes insospechados... 
en nuestra propia cocina, en el cuarto de 
baño, mientras barremos o fregamos los 
platos, en el lecho de un enfermo, en 
cualquier sitio... Decir "Jesús" transforma 
todo, al decir "Jesús" descansamos tran-
quilos, o también nos recuperamos de un 
mal momento, verdaderamente renacemos
y resucitamos. Lo puedes decir en un 
momento, en todo momento, siempre que 
quieras. 
Decir "Jesús" no es hacer magia, no es un 
talismán, no es un mantra que repetimos 
mecánicamente o fanáticamente.
Decir "Jesús" es una corroboración, es la 
confirmación de un hecho: Es la confirma-
ción del poder de Dios, Jesús es Dios, y su 
sola existencia produce vida y salvación,
aunque muchas veces nos cueste mucho 
trabajo verlo. 
Si amamos el Bien, si amamos, estamos 
diciendo "Jesús" con otras palabras, con 
todas las palabras. 
Di "Jesús" y luego escucha el silencio y el 
silencio te responde y te dice "Yo soy Jesús, 
Yo soy Dios, Yo te salvo, siempre te salvo, 
escúchame, te doy paz, te doy amor, 
descansa en mí, ponme a tu lado".


  a Sor María del Carmen a quien vi 
  unos segundos y de refilón en la 
  residencia de Fausta Elorz hace unos
  años, y cuya alegría me inundó y me 
  inunda con la maravillosa e inagotable
  vida de Dios.

  a mi esposa y a mi madre, a tantas otras
  personas, tantas otras cosas que extienden 
  la vida de Dios.






                   ooo




            


Desde mi ventana las nubes.
Prodigiosas, en silencio,
recuerdan las fotos que vi
de galaxias y mundos lejanos 
que hizo el telescopio Hubble, 
el infinito, lo extraordinario, 
se despliega ante nuestros ojos, 
a simple vista, 
sin que tengamos que esforzarnos.
Como también lo vio William Blake,
"tienes el infinito en la palma de tu mano".
Mi esposa me señala un milano 
que planea en el azul, 
los reflejos de plata de las hojas de los árboles
ondean en la brisa de la mañana,
el libro de Dios se abre
ante nuestros pequeños ojos asombrados
y nos invita a entrar
y entramos, con cuidado, para no dañarlo



 
Tú ves que todo es santo, 
con tu amor haces
que todo sea santo

                Cristo Salvador,
                de Quinten Massys, 
                museo del Prado


        La abuela Virgilia

Regaló a sus nietos un día de invierno que 
hacía mucho frío un disco, era "El baile 
de los ositos". Lo escucharon con ella al 
llegar a casa en el tocadiscos. Lo escucha-
ron varias veces. Ha pasado tanto tiempo, 
ha pasado tanto tiempo, pero el amor que 
puso la abuela en ese regalo todavía ca-
lienta  el corazón de los que una vez 
fueron niños. 

Todas las noches hace lo mismo, todos 
los días, su secreto es estar con Dios.

                   a mi abuela Virgilia Vega


                       ooo


Para la pregunta "¿Qué hay de la poesía hoy?",
la cual es el título de unos encuentros con una 
serie de editoriales en Madrid, tengo estas 
palabras:
Para mí, la poesía hoy es una humilde y 
maravillosa herramienta para conocer a Dios,
a ti y a mí.


                         ooo


          Ante "El Descendimiento",
             de Van der Weyden

En el dolor Cristo está con nosotros,
su amor hace que el dolor  
no sea un absoluto,
que la muerte no tenga 
la última palabra.
Aunque no lo sepamos, 
aunque no lo veamos,
su amor nos saca de nosotros mismos,
su amor es el principio de nuestra resurrección


                      ooo


Haz que como estas flores 
al pie de tu altar,
en el poco o mucho tiempo 
de nuestro paso por el mundo,
te tengamos en cuenta, 
contemos contigo, 
podamos abrirnos a ti, 
confiar en ti. 
Inspíranos, Señor,
para que podamos percibir 
tu amor por nosotros
y que nos podamos inclinar, 
siquiera un poquito,
con amor hacia ti












 
       El esplendor del otoño

El esplendor del otoño
inunda con su fuego 
el aire y las casas 
y las hojas de los árboles 
irradian su luz 
llenando de gozo la avenida.
No hay fin a este esplendor,
es el sello invencible de la vida
y aunque nuestro cuerpo ya declina,
algo en nosotros sonríe en secreto
y sabe que no somos ajenos
a este esplendor
y que nuestra vida 
es inseparable de la vida

                               
                           a mi esposa
                     
                    Madrid, otoño de 2024



                     


                     
                     

                     
                     
                      

 
                     Un río

Hace unos meses cuando pregunté a Juan 
Carlos Savater si en esta exposición habría 
algún cuadro que hiciera referencia al 
maravilloso libro de Soren Kierkegaard
"Los lirios del campo y las aves del cielo",
me dijo con jovial y temeraria audacia:
Todos. 
No sé si será totalmente así, pero algo o 
mucho de la felicidad y profundidad de 
este libro de Kierkegaard está presente 
en estos cuadros. 
Una inocencia, algo celestial, permea y 
recorre todo: el aire, los árboles, las nubes, 
el agua, las colinas, la luz... 
Algo primordial y esencial, importante, 
quizá lo único importante, se nos revela 
aquí. Se encarna aquí. La encarnación. 
Lo divino es humilde y se encarna... en 
cada instante, en cada instante se respira
la inmensidad.
Hay en estas pinturas una felicidad y una 
dulzura que no son las de la trivial banali-
dad. Al contrario, esta felicidad y esta dul-
zura han sido conquistadas. No hay muerte 
aquí, no porque se la quiera esconder o 
escamotear, sino porque ha sido superada.
Sólo hay un eco de la muerte: hay una 
tristeza superada y por lo tanto hay paz, 
una alegría que recupera la paz Original, 
la paz del principio. Hay un renacer. 
Todo aquí se baña en este río, este río mar,
este Agua que da vida a todo de nuevo. Es-
te río sumerge en su agua amorosa a todo 
el universo en un bautismo del que todo re- 
surge purificado. El mundo ha resucitado.
Este río de Gracia es un don, un regalo 
maravilloso que se nos da gratuita, incon-
dicionalmente, seamos como seamos. Esta 
Gracia que recobra todo, recobra a todos. 
Sólo ella vence a la tristeza, a los proble-
mas, a las preocupaciones del mundo, a 
la muerte. 
Estas pinturas recuperan esta bienaventu-
ranza y nos la ofrecen sencilla, discreta-
mente, con alegría tranquila. Aproveché-
mosla, pasen y lean, pasen y vean... y
no se olviden de resucitar.


Exposición de Juan Carlos Savater 
en la galería Leandro Navarro, Madrid,
12 de septiembre-25 de octubre, 2024


         
            De la eternidad vino una 
            nube y se posó en 
            mi corazón 
            y lo calmó














 
Morir es entrar en Dios,
cuando morimos entramos en Dios,
la verdadera vida es entrar en Dios,
no hay nada que temer, 
si abandonamos el ego
entramos en Dios ya

 
La luz sobre las cosas,
la luz acaricia las cosas, 
la luz besa las cosas,
Dios acaricia las cosas,
déjate acariciar por la luz, 
como una ola, como una onda,
llega a todos, llega a todo,
constantemente, 
déjate acariciar y besar por Dios


La luz de la normalidad,
en ella está Dios, 
en la luz de lo cotidiano 
y lo rutinario está Dios.
La luz de cada día es Dios,
haga sol o haga nublado.
Pase lo que pase ahí está Dios:
en lo ordinario y
en lo extraordinario.
Para estar con Dios 
no hace falta ir
a ningún sitio especial,
está en nuestra casa siempre,
siempre en nuestro corazón

 
        a Ricardo Pita, amigo del alma

Es hermoso dirigirte estas palabras ahora 
que sigues estando con nosotros, poder 
sentirte de una manera nueva, y no tan 
nueva, pues siempre hubo en ti algo 
intemporal, sabio, eterno.
Muy silenciosamente, delicadamente, 
me has enseñado a lo largo de muchos 
años que hay algo ilimitado, abierto, 
siempre acogedor en la tierra que pisamos,
en el cielo al que agradecidos miramos.
Una tierra y un cielo del que tú tenías 
la llave y entrabas y nos invitabas a 
entrar, como también ahora, sonriente, 
lo haces.


                     ooo



        a mis padres, Carmen y Ángel

Acabo de estar en la iglesia de San Manuel 
y San Benito. La hermandad entre la gente,
un vínculo sagrado y santo entre las personas
es en las iglesias donde más lo siento. 
Dios es ese vínculo, Jesús es ese hilo que 
conecta todo, que hace transcender todo y
a todos, que eleva todo y a todos.

                                  23 de mayo de 2024


                     ooo



            a Javier Parra 

Los pétalos marchitos de la rosa 
me alumbran, 
no podemos decir 
que la rosa ha muerto, 
hacia un horizonte ilimitado 
prodiga su luz, 
no podemos decir 
que algo muera. 
Hay afirmación,
hay esplendor,
el ojo del espíritu lo ve
y al ojo físico 
le enseña a ver. 
Hacia un horizonte ilimitado 
se prodiga la luz
y ahí descansa