Eric y su madre
Eric y su madre
se pasan el día en la gloria.
No hay más que oírles,
ella le habla y le habla,
y se ríe de él y con él,
el pequeño Eric
de apenas un año de edad.
¿Cómo cabrá Dios
en una casa tan pequeña?
El caso es que ahí está,
entre Eric y su madre
El viejo Tiziano
Estaba el viejo maestro Tiziano muy afanoso
pidíéndole al Señor que les librara
a él y a su hijo de la peste
que el Buen Señor Jesús
había tenido a bien enviar
para entretener a los venecianos
y Jesús le consoló así:
No te drogues chaval,
no te drogues
con tantas oraciones.
Yo también tuve lo mío,
sube aquí conmigo
y sigue pintando, si te place.
Un lienzo más amplio tendrás
y podrás siempre
tus colores pintar,
como un niño,
y como te gusta hacer,
tan fácilmente con tus manos.
Así que allá se fue Tiziano
y sus pinceladas aún podemos ver
por las tardes en el cielo
si nos asomamos
ooo
Las nubes van por el cielo,
quizá desemboquen
en un soneto de Shakespeare,
quizá desemboquen
en tu corazón,
pero qué es tu corazón
sino una nube
El cielo mismo va.
Cierras tus ojos
y sientes el viento llevándote
y eres el cielo
Del libro: Honrar el espíritu
Un mundo de luz
En un mundo de luz
ella se ahorcó
En un mundo de luz
él la había abandonado
En un mundo de luz
le dijeron fácilmente
que le olvidara
En un mundo de luz
le dijeron que era muy joven
y tenía toda la vida por delante
En un mundo de luz
nadie a su alrededor
vio la profundidad de su pena
En un mundo de luz
nadie supo ayudarla
En un mundo de luz
la luz la atrajo hacia sí
En un mundo de luz
sólo la luz puede salvarnos
Del libro: Honrar el espíritu
Veo el cielo
Veo el cielo
y me parece ver
que aquellos días lejanos
de hace cincuenta años en El Espinar
con mis primas Tate, Lule y Jaime...
aquellos días se han abierto,
se han expandido y son éstos,
este mismo día,
un único día
Del libro: Honrar el espíritu
En el silencio que me llena
en el aire que respiro
en la luz del sol
y sus cielos azules
en las nubes y el frío
en las hojas que caminan
hacia el otoño,
digo "querido pan"
y me alimento de Dios
Del libro: Honrar el espíritu
Si vives en la totalidad
no hay melancolía por el pasado,
por las cosas que fueron
y ya no están.
Si vives en la totalidad,
si vives en presencia de Dios,
todo está presente,
y ya no hay tristeza por el pasado
pues no hay pasado, todo está vivo:
incorporado al presente,
el cual está viviendo siempre
Del libro: Honrar el espíritu
Un mosaico romano de hace dos mil años
sobre el suelo. Sus desgastadas teselas
tan pacientes, han aprendido
el arte de no hacer nada
y no esperan nada.
No esperan ningún paso,
no esperan al Mesías,
está en ellas desde siempre;
silenciosas, la luz del sol que declina
las roza con una intemporal caricia,
han recibido el don de la existencia
y sencillamente lo reflejan
Ávila, 22 de agosto de 2014
Del libro: Honrar el espíritu
Había alguien que salió a pasear y fue
por aquí y por allá. Por el cielo y el
infierno, un rato también en el purgatorio.
Y hubo también otra persona que al
describir aquel caminante decía que estaba
desorientado, desesperado y que todo
era absurdo. Pero no era verdad.
Nuestro solitario paseante dondequiera
que iba estaba en paz, porque Dios
estaba en su corazón y en todas las cosas,
su corazón era Dios y todas las cosas.
Por eso no está de más recordar a Gyokuchu,
el joven maestro: "Donde hay proezas magistrales,
un burro ciego oye tronar".
Del libro: Honrar el espíritu
Honramos el espíritu
en palacios en ruinas,
honramos el espíritu
en iglesias en ruinas,
honramos el espíritu
en bosques en ruinas,
honramos el espíritu
en cuerpos en ruinas
Del libro: Honrar el espíritu
Entre la vida y nosotros
no hay intermediarios,
entre la muerte y nosotros
no hay intermediarios,
entre la vida eterna y nosotros
no hay intermediarios,
la vida está aquí
la muerte está aquí
la vida eterna está aquí
Del libro: Honrar el espíritu