Yo fui una madre en la tierra.
Yo fui un clavo en una Cruz y dicen que en ella
murió Nuestro Señor. Yo no puedo saberlo, pero
simplemente decir lo que fui es mi canción de
alabanza.
Yo fui un momento de dicha en una cara de
fuego, dicen que estoy en el infierno. Yo no puedo
saberlo, pero simplemente decir lo que soy es mi
canción de alabanza.
Yo fui angustia y desesperación. Y me hubiera
gustado ser paz y ser amado, pero simplemente
decir lo que fui es mi canción de alabanza.
Yo fui un erizo y una pequeña bóveda de piedad
en el sueño de un poeta.
Yo fui la cerradura que no se abrió cuando dos
niños y su madre intentaban abrirme para salir de
una casa en llamas y no pudieron.
Cuánto me hubiera gustado ser dócil. Pero, ¿cómo
hacerlo? ¿Qué podía saber yo? Y simplemente
decir lo que fui es mi canción de alabanza.
Yo fui el cristal, yo el agua, yo el fuego y la lluvia,
yo la tormenta y el huracán, yo la nieve y el
relámpago, yo una sonrisa tranquila, y simplemente
decir lo que fui es mi canción de alabanza.
Yo fui el odio y la venganza y la infértil violencia
y deberíamos haber sido herramientas más altas.
No supimos y ahora nuestra llaga es nuestra can-
ción de alabanza.
Yo fui el amor y qué podría querer decir mi
lágrima sino mi canción de alabanza.
Yo fui dos manos unidas y acaso ahora soy una
mota de polvo en un vaso de hierro. Y decir lo que
fui y quizá siga siendo es mi canción de alabanza.