India, amanecer, tu silencio de fuego,
los ríos de tu nombre, oigo tu dulzura,
tu mirada llega hasta mí y me recorre
desde lejos, tu mirada hace que despier-
te y me hunda en el sueño de tu polvo,
los ghats silenciosos de tu agua son el
lecho desde donde mira los abismos del
cielo mi corazón.
    India, apenas te rozo, y vibra mi
mente con tu resplandor amado desde
antiguo, la joya de tus multitudes ampara
el brillo secreto de lo sagrado, di ahora
tu nombre, la singular noche expresa
tu silencio, reflexivo, conocedor de los
pliegues del tiempo, más sabio que la
aceptación.
    El alma individual renace en tu luz.