Si enciendes una vela
nace el silencio,
un pájaro de fuego
vuela a tu interior
y de allí vuelve
y nace una esfera en torno suyo,
en ella estás tú, pero distinto
En esa leve luz
todo se aquieta y dulcifica:
hay menos tiempo,
menos segundos y minutos,
y más tiempo que no pasa
y parece eternidad
En esta luz de la candela
las cosas son menos ellas mismas
y más las demás,
tiene lugar un ritmo sin latidos
que reúne la silla, la mesa, la pared,
en un mar en paz, sin orillas
El tiempo de las velas
es plenitud,
su silencio, una oración
que se dice sola, no precisa nada,
y cuando la vela se apaga
te revela que es luz tu oscuridad