a Lydia Ollero Jiménez

Lydia era un ángel, con sólo oír su voz
lo sabías, un ángel de la tierra, con
toda la ternura y toda la firmeza, todo
el amor y toda la rectitud.
Lydia nunca se quejó, que yo sepa, ni
siquiera cuando el cáncer la alcanzó;
fuimos los demás los que lloramos por
ella, pero no le hubiera gustado ver
nuestras lágrimas sin un arco iris sobre
nosotros y el sol

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"Mi vida es ilimitada,
nunca he nacido, nunca moriré"

Thich Nhat Hanh


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"Aparte de lo que deseamos y tememos que pase,
estamos vivos con otra vida"

Rumi