Oíd Nuestras Campanas


No volveré a casa,
yo mismo soy mi hogar,
mi silencio es mi paz

No volveré a casa,
no necesito padre,
tampoco madre,
las estrellas del cielo
son mis hermanas,
mi patria es la vida sin final

No volveré a casa,
no trabajaré para ti
y tus sucios esquemas
y mientras vivas
me reiré de los grilletes
que para mí forjaste
con tanto afán.
Y cuando mueras,
mientras escucho la lluvia,
se ahondará aun más
el querido silencio
y la querida paz

No volveré a vosotros,
no necesito vuestras oportunidades,
no necesito vuestros bancos
que nos engañan,
no necesito vuestros hospitales
para ricos,
ni las casas que nos quitáis,
no necesito vuestros políticos
tan zalameros y tan ladrones,
no necesito una Iglesia
que prohíbe la Vida
y sirve a la muerte,
yo soy mi iglesia,
mi mujer es su propia iglesia,
la dulce iglesia
de Shakespeare, Jesús y Siddharta,
ésta es la verdad,
esto es verdad

Oíd nuestras campanas,
nuestras libres campanas
más allá de vuestras leyes corruptas
y vuestra corrupta moral.
Nuestras libres campanas
no están hechas de oro,
no están hechas de plata,
nuestras libres campanas
de silencio y verdad
sonarán siempre
para recordaros
que no os queremos,
no os necesitamos,
sonarán siempre
desde nuestra paz
para atormentaros,
para despertaros
y recordaros
nuestra libertad



              "Y donde está
              el Espíritu del Señor
              hay libertad"
              San Pablo, 2ª carta
              a los Corintios, 3, 17



ooo



Otro final posible para el poema es:

Oid nuestras campanas,
sonarán siempre
desde nuestra paz
para atormentaros,
para despertaros,
para transformaros
y que vengáis a la libertad


            "solamente se es de verdad
            libre cuando no se pesa
            sobre nadie, cuando no
            se humilla a nadie.
            En cada hombre están
            todos los hombres"

                           María Zambrano