Lloramos aquella mañana
porque nuestras almas estaban rotas
pero al mismo tiempo,
increíble y maravillosamente,
estaban intactas.
Lo que queda de estos largos años
malgastados o aprovechados
es la eternidad,
la siempre fresca eternidad




(este poema hace referencia
a una canción de Bob Dylan,
"Long and wasted years")