La luz nos ama,
la luz nos salva,
no la luz del quinto pino,
ni la del más allá,
sino la del más acá,
la que da en la pared por la mañana
y encantaba a mi mujer de pequeña,
la que hace sonreír
al que está por morir,
la que nos acompaña siempre,
la que hace de la oscuridad
una paz fértil,
la que se expande por todo el universo
y hace de él un jardín sorprendente,
sí, al cabo, la que viene del más allá,
pues donde nuestros ojos no llegan
nosotros sí,
la que nos anima y nos da confianza,
la que está dentro de nosotros
y no nos deja desesperar