Paz

Hay en este libro, "Petirrojos de los tiempos modernos",
una errata muy singular, una distracción mía al corregir
las pruebas.
Se trata de un poema que denuncia la explotación que
ejercen los poderosos sobre los humildes.
El siguiente poema es muy breve y dice esto: "Había
un hombre que nunca decía lo que le pasaba, sólo
paseaba en paz entre los campos de batalla".
La errata consiste en haber unido los dos poemas:
el beligerante y el pacífico. Ahora son uno sólo y
el contraste que se produce entre la firme protesta
y la dulzura final, pacífica y enigmática, es, a mi
parecer, enriquecedor. Doy gracias por esta errata.
La capacidad de estar en paz y, por tanto, de irra-
diar paz aun en medio de los problemas, el dolor
y las guerras. La capacidad de dejarlos atrás...
Hay una imagen que me viene a la memoria que
habla maravillosamente de esta capacidad. Es la
pintura "La Aparición de Cristo a los hombres",
de Alexander Ivanov, un pintor ruso, contemporáneo
de Friedrich. Jesús viene hacia los hombres, hacia
nosotros, y es como si la refrescante brisa de la ma-
ñana, la bienaventurada luz de la mañana, se hubiera
convertido en una persona. Su paz se eleva por en-
cima del mal y lo limpia, la paz es transformadora,
redentora. No sólo es sobrenatural. Lo más maravi-
lloso de esta pintura es que nos revela que esta paz
amorosa, que nos puede parecer divina e inalcanza-
ble, es también plenamente humana, nos hace plena-
mente humanos, y por tanto herederos del Espíritu.
Así sea.

(Esta errata aparece en la edición en papel del libro
"Petirrojos de los tiempos modernos", publicado
en la editorial "Dosparedesy1puente" en la co-
lección "Migajas" en la primavera de 2017.
Esta edición recoge poemas que no aparecían
en la edición anterior, publicada en este blog
hace ya varios años).