Entrega sin límites
Terremotos, erupciones volcánicas,
los grandes movimientos del mar,
lo que llamamos desgracias,
las naturales, que aun intentando remediar
y a menos que pongamos a la humanidad
como centro del universo
no podemos calificar totalmente como desgracias,
y las causadas por el hombre,
que es lógico intentar subsanar.
Nos sentimos amenazados y sufrimos.
Pero si sabemos que somos algo más,
si sabemos que somos parte de lo eterno,
del espíritu, esta belleza,
si vivimos como decía Spinoza
"sub specie aeternitatis",
"bajo la esencia, el amparo, de la eternidad",
sentimos una aceptación sin límites,
una entrega sin límites.
Mi verdadera patria no es la tierra
sino la eternidad.
Por encima de nuestros planes hay Algo más.
Vemos entonces la belleza del universo,
de las obras del Espíritu,
y recordamos entonces
esas palabras de Marcel Proust
que están por encima de cualquier miedo:
"La materia existe
porque es una expresión del espíritu".
Esta visión, esta comprensión,
nos trae la paz