Ésta es mi riqueza

Ésta es mi riqueza, 
escuchar y mirar 
y encontrarte en todo, Señor.
Estás en la curva del respaldo de la silla,
en el silencio de la cocina 
y en el ruido de la moto en la avenida,
estás en la suavidad del reflejo 
de la vela en los azulejos de la pared
y en la santidad de los baldosines en el suelo.
¿Qué es la santidad? Es el amor y la humildad.
Así que los baldosines nos dan su amor
y nos muestran y enseñan humildad 
porque Tú estás en ellos.
Todo es santo y sagrado
porque Tú estás en todo, 
en cada cosa, en cada cosa.
Y tu amor y tu humildad 
son tales porque das a todo 
la libertad de rechazarte.
Como dice el cardenal Raniero Cantalamessa:
"Tú has dado al universo 
una libertad de actuar".
Encontrarte en todo me da la paz,
una paz invencible.
Incluso en los que te rechazan
estás Tú, porque se te puede rechazar
pero no eliminar
como si no existieses.
Tú existes, 
estás en los pasos de la vecina de arriba
y en el cáncer de mi amigo,
en la fuente que corre alegre 
y en el desierto efímero 
de Tú sabes cuántos corazones,
estás en el azul del cielo 
y en el azul de la mascarilla,
estás a nuestro lado porque nos amas.
Puedo ir a cualquier lugar 
por muy lejano, brillante u oscuro que sea
o quedarme aquí sentado
porque Tú estás a mi lado. 
Estás dentro y fuera de nosotros,
eres inmanente y transcendente,
Tú has dado vida al universo
y tu amor y tu belleza
atraen todo hacia ti.
Por eso esperamos y buscamos 
y encontramos:
para reunirnos contigo
y alcanzar así la paz.
Por eso cuidamos cada cosa, 
para ver su paz, su verdad más profunda,
su verdadera belleza,
que es verte a ti.
"No vemos una cosa 
hasta que no vemos su belleza",
en las palabras de Oscar Wilde
hay una revelación de felicidad.
Me quedo contigo, Señor.
Ahora cuando termine estas líneas,
por tu Gracia, seguiré contigo, 
en bendita paz,
al mirar cada cosa,
el azul del cielo y los vencejos 
que pronto se irán
y en el hueco que dejen 
Tú también estás.
Tu Existencia es un canto, 
es también nuestro mejor canto,
un canto de dulce triunfo,
de sonrisa tranquila, de amor infinito
que todo custodia, todo guarda
y vive, respira, en tu eternidad

                    ooo

Señor, tú eres la mañana nueva, 
la frescura de cada hora del día, 
la frescura y bondad de cada hora del día,
tú salvas las horas, 
salvas el tiempo de la decadencia y la muerte,
tú salvas todos los seres, todas las cosas