Caminando por la carretera. Las moras de los
árboles han caído sobre ella y hojas también.
Se van deshaciendo, luego son como un sello
sobre la carretera y finalmente desaparecen
en ella.
La carretera es como un terso lago que acepta.
Así vi también impreso en su asfalto el ala
de un pájaro. La carretera es como un lagar de
las cuatro estaciones del año. Un vino suave
sin esfuerzo elabora, como el aire que respi-
ramos.
Me recuerda de nuevo a un lago que acepta y
también a la mente de un hombre tranquilo.