Junto a un dibujo de Alberto Giacometti, un
bodegón, en absoluto una naturaleza muerta,
mejor la palabra inglesa: still life, vida
sosegada, silenciosa.
Dibujado en l942, lápiz sobre papel. Unas
breves, redondeadas frutas, quizá ciruelillas,
quince o trece, sobre un plato.
Siento en su sombra y su discreta luz las noches
y días de su crecimiento, su madurez, su declinar.
Su ahora tranquilo recoge tantas cosas, es tan
pleno, tan aceptador.
Las quizá ciruelas están ahí y lo que más me llama
la atención es su humildad y silencio.
Aquí estamos, parecen decir, recibiendo lo que
existe, dejándonos ser por lo que es.
Siento que estoy bien a su lado, no quiero
apartarme de ellas.
Esas frutillas no están ahí, en el mundo, para
simplemente comérnoslas. Están para algo más
esencial o tan esencial.
Las oigo decirme: estamos siendo contigo, estamos
aquí para ser contigo, para hacerte compañía.