La luz de la luna ha bajado hasta ella y ahora es
una rosa de luna en su pelo. Siempre quisimos
llevar a la novia a un manantial olvidado de la
muerte. Finalmente la hemos confiado a un hombre.
Quizá su sola fuerza es su debilidad por ella. Él
ve el mundo, y nada debe revelar, a través de las
ventanas que son las manos extendidas de ella.
Nuestras miradas de amor coronan su joven frente.
Ella va adelante con tu hermano y quizá tu enemigo.
Ella no mira hacia atrás y ya te ha mirado. Ves
cómo cae sobre sus hombros su pelo. Es el día de
tu boda. Aunque tu sombra no crea en ella no temas
este giro del destino.