Encontrando a Alejandro.
En el pan, en la luz, en la fruta.
Su alegría era natural, nada ostentosa,
siempre agradecida, hallando un gozo
y un interés en tantas cosas,
también en la adversidad.
A la luz en las casas, al aire
en la calle les digo: "Hola Alejandro"
y él me responde: "Hola mano".
Encontrando a Alejandro. Ahora también
nos toca ser un poco Alejandro
a ti y a mí.

a Alejandro Aura