Un haiku del pasado
susurra en mi oído,
son unas palabras
que dos enamorados
pudieron decirse en voz baja,
o algo que un hombre
pudo decir para sí.
Su sola ternura y paciencia
niega la ignorancia, la oscuridad



"Pequeño pino" es un nombre delicado.
El viento sopla con suavidad
entre el carrizo y los tréboles.

Basho


El susurro de Basho me trae a la memoria
otras palabras:

El Señor pasó.
Un fuerte viento desgajó la montaña,
pero el Señor no estaba en el viento.
Después hubo un terremoto,
pero el Señor no estaba en él.
Después hubo un fuego,
pero el Señor no estaba en el fuego.
Tras el fuego,
hubo un dulce susurro.

Reyes I, 19, 11-13