Un mosaico romano de hace dos mil años
sobre el suelo. Sus desgastadas teselas
tan pacientes, han aprendido
el arte de no hacer nada
y no esperan nada.
No esperan ningún paso,
no esperan al Mesías,
está en ellas desde siempre;
silenciosas, la luz del sol que declina
las roza con una intemporal caricia,
han recibido el don de la existencia
y sencillamente lo reflejan

Ávila, 22 de agosto de 2014