Aunque las dificultades siempre nos acechen,
aunque las pérdidas se acumulen con los años
y nuestras madres y los padres
y todo lo que amamos nos haya dejado ya,
aunque sintamos que lo mejor de nuestra vida
ya sólo es pasado y no volverá...
hay una grandeza insoslayable

En cada mañana nueva,
en cada noche impenetrable,
hay un esplendor inesperado,
un don, un privilegio raro.
Una presencia sublime nos envuelve,
algo bienaventurado nos eleva
y rompe y ensancha y colma nuestro pecho,
en nuestra pobreza late una riqueza
que recobra todo,
en nuestra pobreza reside una majestad