Nubes

Llevo más de hora y media
disfrutando de las nubes,
a veces me fijo también
en alguna persona.
Las nubes no están ahí principalmente
para que fijemos
en la memoria su forma exacta,
sino para que nos expandamos...

Ellas nos elevan
por encima de los límites
y las mezquindades.
Las nubes nos recuerdan
la riqueza que hay en nosotros.
Nos llevan y hacen que nos deshagamos
con ellas en el azul,
nos recuerdan nuestro destino:
dejar atrás nuestra ignorancia
y recobrar el infinito, la plenitud que somos,
ser felices, como ellas

De las personas en las que me he fijado
a lo largo de todo este tiempo,
sólo una, todos los demás
parecían ir metidos
en su pequeño mundo
de empequeñecedores asuntos,
sólo una monja católica
me ha parecido que estaba
en plena armonía con las nubes.
Me he cruzado con ella en la calle de Alcalá,
su paso ligero, alegre,
su mirada resuelta, su sonrisa maravillosa...
una mujer celestial, una nube...


15 de Abril de 2016,
cerca de la plaza de Cibeles
y de la Gran Vía en Madrid,
y en recuerdo de otra nube,
El Duomo de Florencia,
Santa Maria del Fiore