El Silencio, la música del Alma

El Silencio quiere que le escuchemos,
nos acompaña siempre,
está en nosotros todo el tiempo
y apenas nos damos cuenta.
Todo el tiempo está manando,
manando como un río tranquilo
que no tiene prisa en llegar
a ningún sitio porque ya ha llegado

Así es el Silencio.
Él nos libra de tantas cosas,
nos libra de nuestras preocupaciones,
de los miedos que nos acosan,
de tanta angustia.
Es un bálsamo donde descansar,
nos libra de toda la basura del mundo,
el Silencio se sobrepone
a todo ese torbellino interior y exterior
y nos da la paz,
nos da su amor

Él nos libra de tantas necesidades falsas
que nos quieren crear, nos hace libres,
ligeros, verdaderamente independientes.
No nos cuenta mentiras.
Para ser verdaderos
hay tantas cosas superfluas
que no necesitamos...
Para ser libres y gozar
de lo que somos y ya tenemos
nuestro gran bien
es la paz de nuestro corazón,
la paz del Silencio

El país del Silencio
es el más acogedor,
hermana a todos los hombres,
a todos los seres.
Es un país que no hace falta fundar,
ya está fundado, está vivo
en nosotros si lo escuchamos

No nos hace falta
tener tantas cosas,
ni ser tantas cosas,
ni prestar atención
a todo los que nos distrae y nos abruma
y al cabo sólo nos daña

El Silencio es puro,
no dice nada sobre sí mismo, pero es.
Siempre aquí,
apoyándonos,
deshaciendo quimeras,
extinguiendo todos los fuegos.
Para mi, el Silencio es la palabra
más alta, la mejor música,
es verdadero amor, luz.
Quizá el silencio es Dios