"La visitación", de Rafael y taller.
La vida no es un supermercado
Vamos a ver un cuadro de Rafael, un cuadro
fundamental en estos tiempos que nos toca
vivir, o en cualquier otro tiempo.
Es de Rafael y su taller. Está en el Prado
y es el encuentro de Santa Isabel y María.
Lo asombroso de esta pintura es la humildad
de María.
Es humilde y serlo es lo único
que le permite conocer la realidad.
Está a la escucha, en silencio, escuchando
todo lo que la rodea, lo ilimitado de la vida
y lo que la va a tocar vivir.
Creo que hay una tendencia ahora muy
extendida de creer que la vida es un super-
mercado donde nos ofrecen infinitud de
productos y nosotros elegimos el que más
nos gusta y entonces nos hacemos acérrimos
defensores de lo que hemos comprado y
nos convertimos en independentistas ultra-
montanos, nacionalistas salvajes, seguidores
salvajes del Atleti o del Madrid, del vegeta-
rianismo, de ser una idea de mujer o de hombre
a toda costa, y así hasta el infinito.
Pero la vida, la realidad, no es un supermercado.
La vida es ilimitada, pero en el supermercado
en que la hemos convertido hay también otras
personas comprando cosas diferentes a las
nuestras. Y no nos damos cuenta de que esas
personas existen. El juguete que hemos adqui-
rido no podemos aspirar a imponérselo a los
demás . Y personalmente, pienso que hay
juguetes que dicen muy poco o nada
sobre lo que somos y sólo sirven para
equivocarnos.
Carme Forcadell, una de las personas presas
por el procés, ha dicho algo esperanzador
estos días: "Hace dos años con el referendum
ilegal, no tuvimos empatía con la gente
que no es independentista". Parece que se ha
dado cuenta por fin de que existen los demás.
Y este darse cuenta no tiene que ver necesa-
riamente con el diálogo, sino con la escucha,
con el silencio, con la conciencia.
Escuchar, la conciencia, nos hace darnos cuenta,
esto es lo esencial, darnos cuenta de que existen
los demás.
Y finalmente algo fundamental sobre este cuadro.
La vida no es un supermercado. La vida, la rea-
lidad, es ilimitada, infinita, pero esta infinitud
nos está diciendo, nos está susurrando con un
silencio atronador que no podemos reducirla
a un supermercado, a un juguete que satisfaga
nuestro capricho y nuestro gusto.
La vida es mucho más, es siempre más de lo
que pensamos sobre ella y de lo que queremos
hacer con ella. La vida es ilimitada y quiere
que seamos ilimitados también, nos da
una oportunidad de ser verdaderamente nobles
y no miserables y mezquinos egoístas.
La escucha de María, su humildad,
hacen que esté abierta a esta infinitud de la vida,
hacen que esté abierta a esta maravilla inconmen-
surable que reduce a polvo todos nuestros super-
mercados.
Los maravillosos pintores que pintaron los
maravillosos cuadros que ahora vamos a ver
también supieron ser humildes, también supieron
escuchar.