Todas las vidas van hacia la vida
                         ooo
Tengo muchos recuerdos maravillosos de mi 
madre a lo largo de toda mi vida, sobre todo 
su presencia constante derramando sobre mí
y sobre toda la familia y amigos, sobre todos, 
su bondad, su amor, su paz. También nos 
infundía valor y nos hacía ver que la paciencia
es sabiduría y amor. 
Uno de los recuerdos más bonitos que guardo
de ella es una mañana en el hospital de la 
Princesa aquí en Madrid en que ella se repo-
nía de una dolencia del corazón. Dimos un 
pequeño paseo por el pasillo al lado de su 
habitación. El pasillo estaba inundado por la 
preciosa luz de la mañana, la luz radiante y 
fresca como una cascada caía sobre nosotros
y ella me sonrió y yo la sonreí y caminábamos
por el Paraíso
Recuerdo un día de mi niñez, quizá tenía diez 
años, podría ser hacia 1964.
Era invierno y por la tarde mi padre me llevó 
al cine. Puede que fuera el cine Velázquez 
aquí en Madrid. Vimos una película de aven-
turas en la Edad Media, con caballeros, espa-
das y unas palabras que algún personaje decía 
y que se me han quedado grabadas como una 
joya: "la rosa de los lobos".
No recuerdo el título de la película. Cuando 
salimos del cine aún había mucha luz, una luz
de invierno, hacía mucho frío. Creo que ésta 
fue la única vez que fui con mi padre al cine 
él y yo solos, sin mi madre y mis hermanas. 
Guardo este día en mí como un tesoro. 
                      ooo
                      
En medio de la ciudad, 
la santidad de la luna 
En medio de la ciudad que llora, 
en medio de la ciudad que ríe, 
la santidad
Chiara Corbella y Enrico Petrillo, Carlo Acutis,
"la confesión de un alcohólico 
ante el altar de una blanca pared"...
iluminan el mundo 
con tu santidad, Señor, 
que todo lo cura
Los versos "la confesión de un alcohólico 
ante el altar de una blanca pared" son de 
Adam Zagajewski en su libro "Asimetría"
                        ooo
En el silencio caben diez mil catedrales,
caben infinitas catedrales 
e infinitos universos.
Muchas veces somos prisioneros de la nostalgia,
pero el silencio recupera todo, 
el silencio es Dios
y en él no hay lugar para la muerte
ni para la tristeza, 
el silencio es vida sin fin
y en él está todo lo que pensábamos 
que había muerto. 
Nuestros padres, familiares y amigos, 
todo vive feliz en el silencio. 
El silencio es el Reino de los Cielos 
ya aquí y ahora. 
Por eso si entramos en el silencio, 
si dejamos que él entre en nosotros,
estamos con todo y con todos 
los que nos han precedido. 
El silencio es el Reino de la Alegría, 
de la misericordia de Dios, 
es el Reino de la Paz, del Amor. 
No debemos estar tristes
pues la muerte no nos arrebatará nada. 
Como dicen Chiara Corbella y Enrico Petrillo,
"si parece que Dios nos quita algo 
es siempre para darnos algo mejor".
El silencio nos da la vida, la luz,
con sus alas nos lleva siempre hacia delante,
con su plenitud nos eleva 
y nos hace gozar de una vida 
que no sabíamos que era nuestra,
Dios es grande y nos hace grandes. 
El profeta Isaías, justo también esta mañana,
nos recuerda este tesoro:
"Yo hago una cosa nueva, 
justo ahora surge, 
¿no te das cuenta?"
  
ooo
De repente llega el silencio,
ya estaba ahí
y no nos habíamos dado cuenta. 
El silencio con su maravillosa delicadeza
nos lleva a que le prestemos atención.
Y nos damos cuenta 
de que lo que tiene que decirnos
es más interesante 
que lo que nos contamos a nosotros mismos.
Y no sólo más interesante, 
sino mucho más saludable
que muchos de nuestros pensamientos,
preocupaciones y deseos.
El silencio inspira nuestros mejores deseos,
nuestras más altas aspiraciones
y con su pureza nos limpia 
de toda nuestra suciedad y errores. 
El silencio es una fuente perpetua 
de salud y de paz. 
Unas gotas de silencio nos refrescan 
y nos abren una puerta 
y la luz entra por ella. 
El silencio nos abraza y nos da 
su amor, y nosotros podemos 
abrazarle y amarle:
el silencio es Dios. 
El silencio es la manifestación 
del poder invencible de Dios, 
es vida eterna que vence 
a todas las bombas del mundo, 
es vida sin fin, infinitamente sabia, 
que vence a la muerte. 
El silencio es resurrección, 
es esperanza y el cumplimiento
de esa esperanza.
Nos conforta en el dolor y en el llanto, 
nos da la paz, la salvación 
                     ooo
"Una a una contar las estrellas",
"Ad una ad una annoverar le stelle",
                      Francesco Petrarca
Qué grande es la noche, 
las galaxias lejanas, 
para lo que ve 
y para todo lo que no ve
el grillo canta
                        ooo
          En el silencio de la noche
            hacia el alba de la Paz
"Paz a vosotros", estas palabras de Jesús, 
que después de 2000 años siguen resonando 
en nosotros, en nuestra alma y nuestra con-
ciencia, y con las que el Papa León XIV
iniciaba su ministerio, "Una paz 
desarmada y desarmante", son recogidas
ahora para la marcha de esta noche en
Florencia.
"Caminando en silencio por la Paz" es el 
título de la iniciativa para esta noche del 20
de septiembre en Florencia. Una noche en 
camino por la paz desde las 21.30 para llegar 
al alba a la abadía de San Miniato al Monte
"para, en palabras del Padre Abad Bernardo 
Gianni de San Miniato al Monte, reafirmar 
juntos -sin distinciones de religión, de cul-
tura, de política- nuestro No a la guerra y 
sus horrores y nuestro Sí al diálogo y a la Paz".
La Belleza de Dios 
se despliega a lo largo del día, 
a lo largo de la noche. 
La Belleza de Dios 
es el corazón del día y de la noche, 
ella hace latir el mundo con su amor
que mana y mana como una fuente.
Y nosotros podemos abrirnos 
a esta fuente, abrirnos a su amor, 
a su paz y su belleza. 
La estrella de la mañana 
brilla en el cielo,
el sol nos sonríe 
desde el árbol que ilumina, 
los dedos de Dios son el aire 
que nos acaricia
                ooo
Dios es el aire que respiramos
y el Aire de vida eterna 
que no dejamos de respirar
                   a las puertas del Otoño,
               veinte de septiembre de 2025
 
                         ooo
El padre de Adam Zagajewski dijo en una 
ocasión que la poesía es una leve exageración.
Pero incluso si así fuera, esa leve exageración
no hace sino reflejar una realidad. La realidad
del Espíritu que es vida en abundancia.
Jesús dijo: "Yo he venido para que tengan la 
vida y la tengan en abundancia".
                                          San Juan, 10, 10
                        ooo
"¡La paz sea con todos vosotros!
Ésta es la paz de Cristo Resucitado,
una paz desarmada y desarmante,
humilde y perseverante, que proviene de Dios,
del Dios que nos ama a todos incondicional-
mente".
                                     Papa León XIV
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Una tarde oscura, invernal, el aire era limpio, 
no se oía nada, ni siquiera nuestros pasos, tan 
sólo algún largo silbido de un mirlo solitario. 
Los tejados estaban cubiertos de nieve, los altos 
árboles sin hojas elevaban sus ramas al cielo y
el humo de alguna chimenea ascendía, la oscu-
ridad y el silencio extendían su dominio sobre 
la tarde invernal. 
Entre las últimas callejas del pueblo nos dirigimos 
hacia el cementerio. Al final del mismo, donde 
estaban las tumbas más nuevas estaba la de nuestro 
amigo, ante su tumba rezamos una oración por él 
pensando que estaría con el buen Dios en el cielo.
Luego, contentos, en paz, volvimos al calor del 
hogar. 
                        ooo
El carbonero de General Pardiñas
hace cincuenta años,
siempre me pareció muy mayor,
casi viejo, era grande, alto
y llevaba un guardapolvos azul.
Este guardapolvos azul 
contribuía a hacer crecer
su dignidad natural, 
como si fuera un príncipe, 
el príncipe azul de los carboneros. 
También vendía serrín
y yo a veces le compraba un poco
para el cajón de mi gata.
Y él entonces bromeaba y decía:
"¿Serrín, se rinde Madrid?"
Cuando se hizo aún más anciano 
a veces le veía por la calle cercana 
de Don Ramón de la Cruz
como si se hubiese despedido
ya de la carbonería
y miraba el cielo,
azul como su guardapolvos, 
el cielo que le esperaba
"Quizá el Paraíso no sea 
sino una sonrisa mucho tiempo esperada 
y una boca que dice nuestro nombre."
                       Jaroslav Seifert
Ver esta vida ilimitada,
sentir que formamos parte de ella 
y abrirnos a ella,
vivir en ella lo más que podamos,
nos hace un gran bien, 
nos da amor y paz
             
                  ooo
a el hombre que murió en el fuego de 
Tres Cantos al intentar salvar los caballos
En ti, Señor, todo lo que acaba mal
acaba bien. 
Todas las vidas que pensamos que acaban mal,
en ti acaban bien.
Tu santidad purifica todo, salva todo. 
Todo llega a ti y al cabo descansa en ti 
para siempre,
gozando de Tu vida Eterna
que es la verdadera vida de todo. 
Tu amor y Tu paz
podemos ya saborear
y un día llegaremos a ti plenamente. 
Me entrego a ti, me pongo en Tus manos, 
te ofrezco todo, todas las acciones y gestos, 
todos los libros, todas las novelas, 
todos los poemas y toda la música, 
todas las catedrales...
para que la Eternidad que nos han revelado
sea custodiada por ti. 
Tú guardas todas las obras de los hombres, 
las grandes y las pequeñas,
barrer la casa, fregar los platos, 
das Tu Vida Eterna a todo ello 
y haces que todo sea santo.
Tú, Señor, puedes hacer 
que del mal surja el Bien.
Tú completas los poemas que el poeta Rumi
no acababa para que fueras Tú
quien los redondeara. 
Tú completas todas nuestras obras, 
todo lo que no hemos podido llevar a cabo
"A los hombres y a los animales
Tú salvas, Señor", Salmo 35
"Los animales tienen un soplo divino 
y participan del misterio de Cristo",
                     San Juan Pablo II 
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Es difícil ver la luz en la noche
pero la luz nos ve
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Tu luz llega a todas partes, 
tu luz da la vida a las casas, 
da la vida a los ríos, 
a las rocas, al polvo, 
a las altas montañas, 
a los árboles y sus hojas, 
al maravilloso oleaje de los árboles
y al oleaje del mar, 
tu luz da la vida a los animales 
y a los hombres y a las mujeres, 
tu luz da la vida 
al aire y al viento, 
tu luz da vida a la luz 
y da la vida a la oscuridad,
tu luz, Señor, da la vida a todo
y a todo y a todos devuelve a la vida.
Y así vivimos agradecidos la vida de Dios.
Tu luz es amor.
¿Hay felicidad mayor 
que acoger tu luz y tu amor, 
hay dicha mayor que darte a los otros
o simplemente reflejarte al menos un poco, 
y amarte?
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Confía en mí, 
confía en mis criaturas, en el sol 
y la luna, las montañas y los ríos 
y el mar, 
confía en el universo 
que te admira tanto 
y que es tan inconmensurable,
confía en lo que no conoces. 
Confía en los médicos,
en la conductora del autobús,
en el panadero y el taxista,
en tu hermana y tu hijo,
¿hay algo más amoroso, más hermoso,
que la confianza?
Confía en los imprevistos,
confía aunque no salgan tus proyectos,
hay algo más grande esperándote
aunque parezca más pequeño.
Confía en lo que te parece adverso
y querrías evitar; yo te puedo ayudar 
a sacar bien del mal,
¿acaso no quiere el mal ser seducido
por el bien?
Confía en que yo estoy dentro de ti
y te amo.
Confía en el amor, en la paz, 
en la esperanza,
confía en aprender a perdonar, 
confía en ir hacia delante, 
hay tanto por lo que vivir...
no te obstines en una triste 
visión del pasado, 
recuerda que yo purifico 
y remiendo todas las cosas, 
yo hago nuevas todas las cosas. 
Confía, como la llamaba san Francisco, 
en la hermana muerte
que te acerca más a mí:
confía en la hermana vida:
la vida eterna que ya puedes saborear
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El memorial de la princesa Diana 
en Hyde Park en Londres, 
ése a modo de corazón
por donde el agua fluye tranquila
y la hierba descansa. 
También el cielo de días nublados 
o azules y los árboles invernales 
o plenos de hojas, 
y la gente que por aquí pasea 
o entra en el agua...
ésta es la prolongación feliz de su vida,
esta paz misteriosa,
su feliz vida nueva 
nos acompaña
y deja en nosotros su presencia
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               Gratitud a los médicos
Me gustaría con estas palabras expresar mi 
gratitud a los médicos.
Recuerdo al doctor Lagos que cuando yo 
tenía cinco o seis años y estaba siempre 
con resfriados aconsejaba jovialmente a mis 
padres que me cambiaran por una lavadora.
Un poco más tarde el doctor Azcona que me 
dijo que no tomara ninguna medicina y así 
me curó. 
El doctor don Luis de Lassaletta, sólo verle 
te tranquilizaba, emanaba bondad. Cuando 
se iba de vacaciones decía a mi madre que 
si nos poníamos malos le llamara aunque 
fueran las 4 de la madrugada. No nos quería 
cobrar. Su presencia era una medicina mara-
villosa que seguía actuando cuando se iba. 
Fue también de gran ayuda para mis hermanas.
Sus consejos y su fortaleza humilde, paciente,
me ayudaron a sobrellevar mi servicio militar.
Recuerdo también a la doctora Lucía Polanco 
Pujol cuando le dije que me ponía nervioso 
todas las tardes al ponerme el termómetro para 
ver si tenía fiebre y con gran alegría me dijo
"pues no se lo ponga"; me hizo reír de pura 
felicidad y desde ese día se me quitaron todas 
las fiebres.
Yat Wah Pun es luz, su dulzura te envuelve, 
te cuida, recibes amor. Visita en días festivos 
a los pacientes que ha operado para ver cómo 
están. Puedes palpar su interés, puedes tocarlo. 
Su presencia te acompaña, te protege, siempre 
su luz está contigo...
Con afecto, con amorosa cercanía, están en mí
el doctor Joaquín López Baissón, María 
Luisa Jaén, Alicia Muzas, el doctor Reyes,
Almonacid de la Pedrueza, Torrubiano, 
Laurentino, Roberto y Celia Vega, 
Reyes Peña y Silvia Aragoncillo,
el doctor Lorenzo cuidó mis ojos, Ricardo Pita, 
María Luisa Castán y su enfermera Victoria, mi  
sobrina Lucía, y un ángel de la guarda, Geny,
mi otra sobrina; sor María del Carmen y la   
enfermera Amalia que cuidaron a mi madre...
Cruz Calvete, Emma Torres, Mónica Sánchez 
Gallardo...
Los médicos se dan a los demás, como Jesús, 
es lo más alto, el amor a los demás. El amor, 
de una u otra forma, sin que sepamos muy 
bien cómo, nos hace eternos
                         ooo
Sentir a Dios en el silencio, en tantas cosas...
Sentirlo, sentirlo dentro de nosotros, 
sentir que Vive dentro de nosotros,
que Existe dentro de nosotros, 
que Es dentro de nosotros.
Él es lo Eterno en nosotros,
nuestra carcasa humana es frágil,
pero Dios nos llena
con su Eternidad y su Amor. 
Tenemos la Vida de Dios en nosotros 
y eso nos hace Eternos.
Es un regalo maravilloso 
y eso nos hace sentir hacia Dios 
una gratitud infinita.
San Pablo lo dice muy bien:
"No soy yo quien vive, 
es Cristo quien vive en mí".
Y también lo sienten y lo dicen 
Ramana Maharshi y el poeta Rumi,
y el padre Roberto Pasolini y el padre 
Raniero Cantalamessa, y el abad Bernardo 
Gianni y el padre Enzo Fortunato
y Anna Maria Canopi,
y Fabio Rosini y Alberto Maggi,
y Paolo Curtaz, y Marco Pozza,
y Luigi Maria Epicoco y Jean Paul Hernández
y tantos otros... y nosotros también
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la luz nos hace santos
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Música, la música del silencio, 
la música de Dios,
que nos da su amor y su paz
y en medio de nuestra debilidad, 
en medio de nuestra fragilidad,
nos hace fuertes, 
nos hace eternos
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el mirlo canta, el mirlo canta
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Estás conmigo, Jesús, Señor, 
aunque me muera 
nada malo me puede pasar
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¿De dónde viene el impulso 
que me ha hecho salir de casa?
Camino encantado, 
rosas silvestres, los soles de las margaritas,
las hojas de los cedros bendicen 
a su alrededor. 
He salido para agradecer. 
Sentado bajo los tilos,
su frondosa sombra
y los prunos rojos, 
su amable compañía,
la suave brisa del aire...
y algo más...
¿lo sientes?
una presencia benéfica 
envuelve todo
y hace posible que todo descanse,
¿la rechazarás?
¿puedes rechazarla sin destruirte?
Y aun así, si la rechazaras, 
ella te seguiría amando...
desprende algo amoroso, 
protector, saludable...
Su amor sabe a eternidad
y siento que este amor 
se expande por todas partes, ilimitado.
Siento que es inextinguible, 
que es indestructible, invencible
y que nada puede dañarlo,
ni mancharlo ni matarlo, 
y nos ama y nos da todo lo que él es.
¿El hecho de que yo lo llame Dios 
te hará rechazarlo?
                    ooo
Una felicitación de cumpleaños de mi madre,
un paisaje nevado, 
quizá un cuadro holandés del XVII,
los árboles sin hojas de fuertes ramas, 
en el centro una pradera blanca
donde una madre y su niña
hablan con un muchacho y su perrito,
una casa cerca les espera,
por el camino
se aleja despacio un hombre 
en un caballo castaño,
el cielo también blanco,
y a lo lejos, apenas visibles,
mi madre y yo caminamos de la mano
            
                    ooo
La belleza del mundo 
dice que esto no debería estar pasando,
la belleza de los árboles en la noche,
el aire de la mañana, el azul del cielo,
hacen aún más injusta 
la conducta de Israel en Gaza
          El Cristo de Andrei Rublev
"Entre guerras y dolor se abre a los ojos del 
Espíritu la visión  de la Paz, infinita, imper-
turbable, inviolable. Su potencia se armoniza
con la mansedumbre que nada impone, nada 
juzga, sólo da".
                          Massimo Cacciari, sobre 
el icono de Cristo Redentor, de Andrei Rublev,
en la Galería Tretiakov, Moscú
Miro este icono, 
cada vez más, cada día más,
instintivamente quiero abarcarlo, 
pero es Jesús quien me abarca a mí. 
Él me guía, 
me saca de los atolladeros de este mundo
y continuamente me demuestra 
de mil maneras
que hay una forma sabia 
de encarar las dificultades, 
la enfermedad y la muerte. 
Esa forma es confiar en Jesús, 
colaborar con Él, 
darle las riendas de mi vida. 
Somos muy precarios, 
soy muy frágil
pero si me entrego a Jesús
todo lo adverso
ya no es algo terrorífico y demoledor.
Adquiere un sentido,
ya no es un punto final,
sino el paso a algo más grande 
que nosotros, 
más grande que yo, 
algo eterno y bueno.
Jesús me dice que me abra 
a esta realidad amorosa y protectora, 
que me confíe a ella, 
que me puedo fiar de Él. 
La compañía amorosa de Jesús
no anula el sufrimiento
pero lo supera. 
Lo que más desea Jesús, 
como dice Rumi,
"es que aceptemos este regalo
de vida ilimitada que Él nos ofrece",
este abrirnos a este camino
que siempre va más allá 
de todos los callejones sin salida 
de nuestra vida
Este icono de Andrei Rublev
me da esta luz, esta esperanza
que cada vez más, cada día más, 
siento que es el mejor 
camino posible para mí:
entregarme 
en medio de todos los torbellinos de la vida
a su mirada 
que quiere mi bien 
En la seriedad de Su rostro
hay también muchas cosas:
hay una ternura infinita hacia nosotros
y un amor por nosotros 
que late momento tras momento
con un fueguecillo que no se acaba nunca
y nos da firmeza y consuelo. 
Hay también en Tu mirada 
una sonrisa que expande nuestros corazones
y nos hace sonreír 
llenos de confianza, llenos de esperanza. 
Jesús, eres una puerta abierta 
por donde entramos 
a un mundo nuevo 
que está aquí justo ante nosotros 
día tras día
y se despliega inesperado y maravilloso 
en nuestro quehacer cotidiano. 
Nos miras y nos llenas de sol radiante 
y alegría, y estrellas encendidas 
en la noche, y aire refrescante 
y limpio y luz
que se llevan nuestras tinieblas. 
Nos envuelves de bienes 
y dones y nos traes la voz del mar
y la íntima y acogedora lluvia 
y el bienestar de una pequeña habitación
donde sentimos el latido del universo
y tu corazón junto al nuestro.
Señor, no hay cosa que más desees 
que amarnos 
y procurar nuestro bien, 
nuestra paz, nuestra alegría tranquila
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"Y de repente sentí (no pensé, sino sentí) que 
tenía un alma inmortal. No me veo capaz de 
decirlo o explicarlo de otra manera, aunque 
me doy cuenta de que suena pretencioso.
Pero esto era lo que yo sentía: tenía un alma 
inmortal. Y mi melancolía se disipó. 
Me invadió la alegría, una gran alegría, una 
explosión de alegría. Era como acordarse 
de algo muy importante después de varias 
semanas de silencio y vacío: tengo un alma 
inmortal".
                Adam Zagajewski, en el libro 
"Una leve exageración", página 315,
editorial Acantilado
      
"Cómo podría vivir en nosotros la oración 
si supiésemos aceptarla".
                   Adam Zagajewski, del poema
            "Tadeusz Kantor" en el libro "Antenas"
                   ooo
        Tocar a Dios
Tocar a Dios
en la increíble frescura de la mañana,
tocar a Dios
en la fragancia de la mañana y sus flores,
en el azul del cielo,
tocar a Dios en el aire, 
en la luz de las hojas en los árboles,
en sus troncos, sus sombras.
Tocar a Dios en sus maravillosos regalos 
y en los regalos suyos que no comprendo.
¿Hay algún lugar donde no se pueda 
tocar a Dios?
Tocar a Dios en la luz ahora 
y en la de aquella mañana con mi madre
caminando felices en la luz
por el pasillo del hospital 
hace ya trece años. 
Tocar a Dios 
y amarle
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Nuestra ancla con confianza lanzamos,
lanzamos a cada cosa, 
a cada actividad que hacemos,
para anclarnos en la eternidad,
y ésta ya antes 
se había anclado en nosotros
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Un árbol y bajo él
un hombre se apoya en su tronco
y ahí descansa.
Hay una insistencia en Friedrich,
una perseverancia 
de enraizarse en la eternidad,
de abrirse a su llamada
"Paisaje campestre a la luz matinal
(Árbol solitario)",
"Salida de la luna a orillas del mar",
ambos cuadros de Caspar David Friedrich,
en la Nationalgalerie Staatliche Museen 
de Berlín.
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Dios no crea para la muerte, 
Dios crea para la vida, 
la belleza de la creación
va hacia la vida, 
hacia Dios desbordante, amoroso
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Íbamos por los campos
camino del anochecer
y por encima de la muerte 
se alzaba la clara luz 
del mundo por venir
            
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La luna ha salido sobre el mar, 
ilumina las viejas iglesias
y los álamos ante 
el tranquilo jardín, 
alguien, al pasar por aquí, 
ha hecho que todo descanse
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Delante del sol 
abrimos los brazos 
para recibir la vida nueva
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En el funeral de Jose 
se formó una guirnalda de amor, 
ante el amor poco puede decir la muerte,
su familia estaba allí, 
cada uno con su trocito de luz eterna
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El viento mece los árboles, 
hay un leve oleaje, un asentimiento, 
Dios acaricia a sus criaturas, 
nosotras nos abrimos a Dios
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Señor, tú eres el aire, la luz, 
el silencio,
tú tocas todo y estás dentro 
de todo y de todos
y también más allá de todo. 
Realmente eres todo y todos, 
nos das la paz y el amor infinitos
Jesús, eres Dios
y también eres una Persona,
un hombre, 
y también no tienes forma,
eres más allá de toda forma, 
y también tienes y eres todas 
las formas, la del aire, 
la de la luz, la de la oscuridad, 
la del silencio, la de la Palabra...
Nos das paz y amor infinitos
1Corintios, 15, 28, Para que Dios 
sea todo en todos.
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El Amor, 
el Amor que Dios nos tiene 
y que nosotros compartimos 
y difundimos, 
el Amor de Dios por nosotros
lava el mundo,
quita el pecado del mundo
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Tú desciendes como nieve santa 
sobre todas las personas 
y todas las cosas 
para que sean buenas
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La Cascada de tu Amor y Paz liberante
        
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La alegría terrenal y ya celestial
de sor María del Carmen
a quien mi madre adoraba
y a quien sólo vi una vez
unos pocos segundos en 2011
en la residencia de doña Fausta Elorz
aquí en Madrid, 
me inunda ahora 
mientras barro la casa
este dos de mayo de 2025
con los árboles maravillosamente verdes 
y el cielo gris y la lluvia 
con truenos y relámpagos
 
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Quizá una de las maneras 
más eficaces y a la vez humildes
de revelar a Dios 
sea por medio del silencio,
porque el silencio es Dios.
Y el silencio habla, el silencio actúa.
Quizá de una manera más sutil 
y eficaz que las palabras. 
Uno de los sacerdotes italianos 
que sabe muy bien esto 
creo que es el franciscano Roberto Pasolini.
En sus meditaciones y comentarios,
deja muchas veces lugar al silencio 
y éste confirma las palabras de Pasolini
y hace que su sentido
se adentre en nosotros
y se grabe en nosotros,
Dios se adentra en nosotros
nos está esperando el Cielo
en la noche
en la cama
en la paz del Señor
oyendo respirar a mi esposa 
noto que nos está esperando el Cielo
en cada momento 
nos está esperando el Cielo
entremos
veintinueve de abril de 2025
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Desde la ventana de la cocina,
mientras desayuno,
veo el cielo 
y leves pinceladas de nubes 
que el Pintor ha difuminado 
sobre el pálido azul, 
como si con un algodón
hubiera extendido suavemente 
el color blanco de las nubes, 
como lo hacíamos en el colegio 
cuando yo era pequeño. 
Qué paz más extraordinaria
nos da este cielo, 
llega hasta el fondo ilimitado, 
no nos abandona 
                
               con el Papa Francisco
              ooo
Tengo en la mano 
una imagen del Cristo de Cefalú.
El sol dentro de Jesús late, 
su luz aflora cálida, 
como una ola secreta, vivificante, 
se extiende sin fin
             ooo
Qué quieto está el día, 
qué tranquilo es Dios, 
esta plenitud silenciosa 
transciende lo visible, 
enlaza todo,
atrae todo hacia sí
              ooo
Desde el lecho de muerte 
al que me llevan 
las cosas que me contrarían, 
de improviso veo el cielo azul 
y las nubes y ellos se llevan 
mi mal humor, lo barren.
Aceptar nuestros límites 
es sobrepasarlos.
Aceptar que somos frágiles criaturas, 
no soberanos.
Si nos damos cuenta 
Dios nos da la Vida Eterna
en cada momento, 
para ir más allá de la muerte
basta dejar atrás el ego
y con confianza entregarnos
              ooo
El cielo, el Cielo, 
se cuela en la habitación, 
se posa en la pared 
y nos descansa
               ooo
Una luz llega, 
no la esperabas:
la luz de la verdad 
es la luz del amor
 


 


