Tengo el gato hexagonal: un lado es de color ver-
de, es como una colina al atardecer. Se une al lado
siguiente por un pequeño puente. Un puente casi sin
luz a cualquier hora del día, en silencio siempre. La
sombra del puente es el tercer lado, todo es negro
ahí. En el cuarto lado del gato hace sol. En ese lado
tiene los ojos. Hay allí unos árboles, un camino que
se pierde en el lado quinto, pero no veo los ojos,
quizás estén entre las hojas brillantes de ese pequeño
roble. En el quinto recodo oigo una voz de mujer y
me habla esto: -No tengo miedo de vivir aquí.
El cuerpo de la mujer es el quinto lado. El sexto es
su alma, no entre ventanas o rejas. Paseo y me mue-
vo por y entre las aristas y sitios de este animal, sin
decirle que estoy aquí.