Turner dibujó este paisaje muchas veces.
Muchas veces lo he disfrutado. La primera,
hace ya muchos años, en la galería Tate en
Londres, cuando yo era joven. Es el parque
Petworth. Lo recorremos de nuevo.
Esta hermandad de la luz y los hombres, el
hombre y los animales, la habitación humana
y el campo. De nuevo amamos este sol de la
tarde, portador de dicha. De nuevo entramos
en esta sinfonía de silencio.
Una vez más, tan lejos ya de la primera,
Turner nos sigue recordando nuestra antigua
alianza con los hombres, nuestra antigua
alianza con la tierra.