Leyendo un librito de haikus en verano
de Chora, de Onitsura, de Garaku,
de Buson, Issa o Basho, Ryokan,
y tantos otros
Lo cojo de vez en cuando
y a medida que voy leyendo más y más
me doy cuenta de
que con su delicadeza
el libro me va llevando
a un remanso de paz,
es como estar en una cabaña de quietud
o en una habitación de té
o en un jardín o lago tranquilos,
a veces apunto alguno de ellos
en un cuadernillo
y lo leo en cualquier lugar
en el metro, en el tren,
en el cuarto de baño,
con su silenciosa sabiduría
los maestros antiguos construyen
para mí una pequeña choza refrescante
donde en cualquier lugar y momento
puedo entrar