Más grande que los verdes campos de Inglaterra
y con más bendita paz que en ellos,
el infinito dentro de mi corazón.
Más profundo que la música de Beethoven,
más alto que la música de Bach,
el silencio de Dios en mi corazón

                         en recuerdo de Roger Scruton

Tu silencio es una radiante cascada de dicha
que nos traspasa y nos bendice,
dilata sin límite todo amanecer,
recoge en un cálido hogar todo anochecer,
tu silencio contiene toda la luz
de todas las vidrieras,
toda la poesía, toda la música,
disuelve todas nuestras culpas
y todo mal que hayamos podido cometer.
Nos da gozosa plenitud y sentido
y de toda finitud hace cumplimiento.
Tu voz, Señor, nos acompaña todo el día,
en cada tarea, al barrer la habitación,
al descansar, cuando miramos
y cuando sufrimos,
Transforma nuestros fracasos,
nos inspira aceptación luminosa,
transforma nuestro fracaso y dolor 
en amor, en ofrenda,
ofrecemos nuestra muerte y nuestra vida
a la vida, a los demás, a Ti,
a los que partieron y están aquí
y a los que vendrán,
el amor desemboca en lo eterno
y tu silencio es amor
que, si lo acojo, me une, 
me une a todo, me une a Ti